¡Qué tiempos Héctor Hugo Jiménez!

¡Qué tiempos Héctor Hugo Jiménez!

APUNTES DE COMUNICACIÓN
POR DAVID DORANTES

Una tarde de 2010 recibí la llamada telefónica de mi entrañable amiga Lucía Calderón, una férrea periodista que en ese entonces residía en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Era pasado del mediodía cuando contesté mi celular, para solicitarme apoyo para cubrir una conferencia de prensa de su amigo Héctor Hugo Jiménez -otro agudo periodista de la vieja escuela y quizás de la época de oro del periodismo regiomontano- quien presentaría una investigación bien documentada contra el alcalde de Reynosa, Francisco Javier García Cabeza de Vaca; la petición de Lucía era porque temían que ningún medio acudiría a la reunión en el hotel Holiday Inn en Nuevo Laredo, temores que resultaron ser ciertos confirmándose a mi llegada para cubrirlo en calidad de director del periódico Líder Informativo, pues solo estaban compañeros de Héctor Hugo del periódico El Mañana neolaredense.

Tras un breve retiro del periodismo, Héctor Hugo Jiménez había regresado a los medios de comunicación en 1998 para fundar de la mano de Heriberto Deándar Robinson en Reynosa, Tamaulipas, el semanario Hora Cero siendo una empresa filial del otrora poderoso periódico El Mañana de Reynosa, rotativo consanguíneo en muchos sentidos del periódico El Mañana de Nuevo Laredo.  Ejercer el periodismo en territorio tamaulipeco ha sido históricamente peligroso, y muchos periodistas han sido víctimas de la violencia, sumado a la intimidación por parte de grupos del crimen organizado, así como la de funcionarios gubernamentales corruptos. Factura que más adelante le cobraría al mismo Héctor Hugo, Beto Deándar, además del cierre permanente de Hora Cero en esa ciudad fronteriza, por lo que tuvieron que emigrar a Monterrey, Nuevo León.

Al finalizar la conferencia de prensa en un salón privado del entonces mejor hotel que había en Nuevo Laredo, Héctor Hugo se acercó para agradecerme que lo cubriera y ahí fue cuando me comentó que había una presión de parte de grupos cercanos a Francisco Javier García Cabeza de Vaca, por lo que estaba teniendo problemas en la gira que había emprendido para presentar su investigación periodística llamada El Botín. Todavía tomados de los brazos los dos –que fue el momento que llegó mí fotógrafo Reynaldo García-, le comenté que no sabía nada de eso, que nadie me había impedido que cubriéramos su conferencia de prensa, que de hecho había asistido por el gran cariño que le tenía a Lucía Calderón; acto seguido me obsequia Héctor Hugo un CD –que todavía guardo en mi biblioteca personal- conteniendo el vídeo de su trabajo, así como los documentos que le daban sustento a su desarrollo.

Años después, para mi sorpresa me toca recibir el Premio Nacional de Periodismo y ahí fue cuando dos directivos de periódicos –Vanguardia de Coahuila, más otro de Quintana Roo que creo que se llamaba Tribuna- me promovieron para presidir la Comisión de Periodistas Atentados por el Crimen Organizado; algo que agradecí a los comunicadores que integraban ese grupo de la Asociación Mexicana de Editores de Periódicos de la República Mexicana (AME), pero el caso de Héctor Hugo Jiménez, así como la muerte de mi querida Lupita García, reportera consignada en el NEWSEUM de Washington, D.C. como la primera periodista asesinada por el narcotráfico en México, fueron los parámetros que me inspiraron a poner en debate el cambio de sentido sobre la actuación de ese grupo, consiguiendo el consenso de los compañeros para que fuera: Comisión de Atentados a Periodistas, teniendo como primer apartado los ataques del poder público y como segundo apartado los ataques del crimen organizado.

Hasta hace poco -doce años después- volví a coincidir con Héctor Hugo Jiménez en una cena organizada por Glen Villarreal, pero no quise interrumpirlo porque estaba absorto en la conversación con Aldo Fasci, con quien me reuniré la semana entrante. Sin duda volveremos a encontrarnos, quizás hasta tomarnos un café, y recordar aquellos tiempos cuando el periodismo tenía un peso tal en la opinión pública, como para incidir en la vida política redefiniendo la presencia, o incluso hasta la ausencia de los gobernantes en turno; claro, además de compartir anécdotas de los amigos mutuos como Valentina AlazrakiLucía CalderónHéctor Bencomo, o de la familia Deándar desde Beto hasta Ninfita quien ahora es funcionaria de primer nivel estatal en Tamaulipas ¡Qué tiempos!

Coincido con Héctor Hugo en que “las jubilaciones” anticipadas de este mundo maravilloso de la comunicación no son definitivas por lo adictivo que resultan los medios, heme aquí cuando ya había cerrado mi ciclo al cumplir 33 años en los medios, mientras que Héctor Hugo ya casi llega a sus 40 años de vida profesional. Sean cual sea los motivos que tuviéramos para alejarnos de los mass media, son respetables las decisiones personales, total, como me recordara el maestro Ramón Alberto -pilar fundamental del periodismo norestense- en un desayuno que tuvimos en diciembre de 2022 “perro no come perro”, aunque esa primicia pareciera que ya entró en desuso, sin duda ¡Qué tiempos! ¿Y tú, qué opinas?  www.daviddorantes.com 


David Dorantes es conferencista, coach y consultor en comunicación.

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Tiene Premio Nacional de Periodismo, Premio Trayectoria en Comunicación por el Senado de México, es Becario del Departamento de Estado en Estados Unidos con cobertura en Washington de las elecciones de Barack Obama