4 marzo, 2024
En el intrincado mundo de la política mexicana, el arranque de las campañas presidenciales es un espectáculo cautivador que no solo determina el destino de los candidatos, sino que también revela la percepción pública que rodea a cada contendiente. En este escenario, Claudia Sheinbaum ha emergido como una figura que encabeza la competencia, generando discusiones y expectativas sobre su posible ascenso a la Presidencia de la República.
Antes de que comience el ataque, es esencial destacar que este comentario se presenta desde una perspectiva favorable a Claudia Sheinbaum. No se trata simplemente de las cifras en las encuestas, sino de analizar cómo las acciones y la percepción pública se entrelazan para moldear la narrativa política.
Un hecho intrigante es la analogía con la experiencia de Hillary Clinton en la campaña presidencial estadounidense. Aunque ganó la campaña en términos estratégicos, perdió la elección finalmente ante un giro inesperado que le otorgó la victoria a Donald Trump. Este ejemplo subraya la importancia de entender que las encuestas no son garantía de éxito electoral, pero sí reflejan la percepción pública en un momento dado.
El ascenso de Sheinbaum a la cabecera de la percepción no fue accidental. Entre la precampaña y la campaña constitucional, se dedicó a tejidos políticos que van más allá de los grandes partidos nacionales. Estableció conexiones con Morena, el Partido Verde Ecologista y el PT, pero también con grupos afiliados al movimiento López Obradorista, que son cruciales en el actual panorama político mexicano.
Su estrategia no se limitó solo a los círculos políticos, ya que también se reunió con líderes de opinión y medios de comunicación. Durante la última semana previa al inicio de la campaña, protagonizó un “road show” en los grandes medios masivos, construyendo un ambiente de certidumbre y proyectando una imagen que resonó con la percepción presidencial.
Este enfoque estratégico contrasta con la narrativa que rodeaba al presidente Andrés Manuel López Obrador hace cinco o seis años, durante su propia campaña. Sheinbaum, con astucia política, se distanció sutilmente de esa narrativa, creando su propio espacio y proyectando una presencia que la coloca en una posición presidencial.
Es crucial destacar el contraste con otras figuras políticas, como Xóchitl Galvez, cuya presencia en la percepción pública no ha logrado alcanzar el mismo nivel. Este análisis invita a reflexionar sobre las estrategias y decisiones que influyen en la construcción de la imagen política en el competitivo escenario mexicano.
En conclusión, Claudia Sheinbaum ha dado inicio a su campaña presidencial desde la cabecera, construyendo un terreno fértil de certidumbre y presidencia. Sin embargo, recordemos que en política, nada está definitivamente ganado ni perdido. Cada día se construye el éxito o el fracaso, y el tiempo dirá si la percepción actual se traduce en votos y victoria. Nos vemos en los próximos capítulos de esta apasionante carrera política.
Hasta aquí mis Apuntes de comunicación política, recordándoles que todos los días se construye el éxito, y el fracaso también. Soy David Dorantes, conferencista, coach, y consultor en comunicación, nos leemos en los siguientes Apuntes.
Conferencista, coach y consultor en comunicación.
Tiene Premio Nacional de Periodismo, Premio Trayectoria en Comunicación por el Senado de México, es Becario del Departamento de Estado en Estados Unidos.
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